Montsant

La DO Montsant nació el año 2001, empezando con 28 bodegas, siendo actualmente más del doble las que conforman esta red. El trabajo bien hecho ha quedado reflejado en la expansión de sus elaboraciones, consiguiendo que la mitad de los vinos que se elaboran en estas tierras sean exportados en otros países. 

Los vinos transmiten el origen de la DO Montsant, degustando en cada copa el clima de contrastes, la accidentalidad en el terreno, la variabilidad de suelos, las variedades de uva y la mano del hombre. Son vinos únicos y singulares. 

La DO Montsant ha sabido armonizar la tradición agraria mediterránea con la innovación y la creatividad, hecho clave para conseguir vinos con esta identidad y valor cultural. 

Todas las bodegas que forman parte de este territorio comparten un objetivo: elaborar vinos de calidad que hablen del territorio. Y sean cuáles sean sus diferencias estructurales y organizativas, sus dimensiones y limitaciones, persiguen este mismo hito. 

Las variedades de uva históricas y predominantes en la zona son cuatro: garnacha blanca y macabeo (variedades blancas) y garnacha negra y cariñena (variedades negras), que representan el 65% de las viñas del Montsant. 

Los vinos de este territorio hablan por si solos, demostrando como ya se ha comentado, su fuerza e identidad. Más del 90% de la producción es dedicada al vino tinto, destacando sus dos variedades más utilizadas: la garnacha tinta, que aporta toques aromáticos de gran complejidad, juntamente con la cariñena (samsó), aromáticamente muy intensa y con toques ácidos.

En relación a los vinos blancos, la garnacha blanca aporta cuerpo y estructura, juntamente con el macabeo, dando lugar a vinos más finos. 

También se pueden encontrar vinos rosados, los cuáles destacan por sus aromas afrutados. 

No olvidar los vinos dulces, los cuáles en los últimos tiempos han recuperado el prestigio y el lugar que antiguamente tenían en la mesa de toda casa de payés.